El pasado 13 de septiembre, en el Auditorio de la Biblioteca del Banco de la República de Neiva, la Asociación Colombiana de Investigadores en Comunicación, ACICOM, inició su VI Encuentro Acicom 2022. Su apertura tuvo como invitado especial al docente, comunicador, periodista e investigador argentino Washington Uranga, quien entabló un diálogo con profesores y estudiantes de la Universidad Surcolombiana y la del Tolima sobre comunicación, territorio y movimientos sociales en América Latina.
Por: Juan Guillermo Soto M.
“La realización del VI Encuentro ACICOM 2022 ha sido la puesta en marcha de un sueño”, resaltó Diego Polo, Comunicador Social y miembro de dicha asociación. Uno de los objetivos de ese sueño se materializó este año: unir una misma región (Tolima y Huila) con el ánimo de pensar las diferentes problemáticas sociales que se tejen en sus territorios, pensar la comunicación como herramienta fundamental para mediar en la solución de dichos problemas, y, compartir las diferentes experiencias investigativas que se han adelantado en este campo. Por esta razón la Universidad del Tolima, en alianza con la Universidad Surcolombiana, decidieron iniciar el encuentro en Neiva, el pasado 13 de septiembre, y continuarlo en Ibagué del 14 al 16 del mismo mes.
La conferencia inaugural estuvo a cargo de Washington Uranga, periodista, docente e investigador argentino; si bien por cuestiones de salud el académico no pudo asistir de manera presencial a la conferencia, lo hizo de manera virtual. El evento también contó con la participación de Juan Carlos Acebedo, profesor del Programa de Comunicación Social y Periodismo de la Usco; Jair Vega, profesor de la Universidad del Norte; Diego Polo, Vicerrector de Investigaciones de la Universidad del Tolima; Beatriz Marín, profesora de la Universidad Pontifica Bolivariana y presidenta de ACICOM, entre otros profesores de la Universidad Surcolombiana, de la Universidad del Tolima, y estudiantes de ambas instituciones.
Con este “elenco” de lujo, la charla con Washington Uranga no podía ser de otra forma que inspiradora y enriquecedora. El argentino, gran conocedor de la realidad colombiana y de nuestras convulsas sociedades latinoamericanas, inicialmente ofreció un panorama muy agudo en torno a diferentes aspectos enmarcados en el tema del encuentro, Comunicación, territorio y movimientos sociales: “desde hace tres o cuatro décadas los pueblos de nuestra región latinoamericana y caribeña han estado empeñados en la búsqueda incesante de un modelo de sociedad cuyo derrotero sea la vida digna soportada en la satisfacción de derechos”; “hemos dejado atrás ese concepto de democracia vacía, limitada al ejercicio electoral. En esta medida, han aparecido nuevos actores y actrices, nuevos escenarios de participación que amplían el espacio de lo público y los modos de relacionamiento social”; “¿cómo entender el territorio?, ¿cómo entender la comunicación?, ¿y cómo leer el territorio desde la comunicación?, ¿cómo construir escenarios de futuro?”, fueron algunos de los interrogantes planteados por el académico y que guiaron el diálogo entre los participantes del evento; además, resaltó la importancia de la comunicación en las transformaciones sociales que tienen lugar en Latinoamérica: “toda revolución es la búsqueda de una nueva forma de comunicación”, afirmó Washington Uranga, citando a Jesús Martín Barbero. A continuación, les compartimos algunas de las preguntas que los asistentes le hicieron al comunicador argentino:
Yair Vega: ¿Cómo aterrizar el discurso, a veces idealizado, de la comunicación?: que debe ser dialógica, participativa, bajo igualdad de condiciones.., ¿pero qué tan real será la ejecución de dicha comunicación?, ¿cómo aterrizarla en un escenario con diversas complejidades?
Coincido con su mirada. Debemos ver la comunicación como territorio de disputa simbólica por el poder. Nuestras prácticas, las de nuestros actores en Latinoamérica, son eso. La resistencia y la reivindicación no son gratuitas. Busca y propone un cambio revolucionario, el cual surge de las entrañas de nuestra historia. En este sentido, es necesario que los comunicadores podamos hacer evidente los escenarios de futuro: hacia dónde queremos caminar. Esos sueños o escenarios de futuro están presentes en nuestras comunidades. Debemos hacer visibles esos escenarios. Esto nos aleja de la idea romántica del diálogo. El diálogo genera conflicto porque surge desde la diferencia. Habitar de manera positiva ese diálogo conflictivo, es algo que se hace desde la alteridad. El otro no es un enemigo sino un diferente con el que debo construir.
Juan Carlos Acebedo: en este escenario, de concebir la comunicación como herramienta de diálogo social en el espacio público, ¿cuál es el rol de los comunicadores sociales y de la investigación en comunicación…?
A nosotros nos ha costado mucho el reconocimiento de la comunicación en la esfera científica, como campo comunicacional. Pero hoy necesitamos asumir el desafío de romper el corsé de las disciplinas y el de la misma disciplina comunicacional, sobre todo cuando esta última se piensa solo desde la creación de productos informativos. Debemos reconocer que las personas tenemos saberes que son imprescindibles para comprender y actuar (imprescindibles y a la vez insuficientes). Nuestros estudiantes e investigadores deben acudir a los aportes de la trans e interdisciplina. Eso debe aparecer en nuestros planes de estudio. Necesitamos integrar los procesos de buena parte de las carreras que convergen en las ciencias sociales y humanas: sociología, trabajo social, ciencia política, comunicación, entre otras, se necesitan para comprender y para poder operar en función de las realidades que afrontamos. Y ese corsé de las disciplinas se rompe desde el diálogo con el territorio. Lo mismo para los investigadores, quienes deben salir de sus oficinas y bibliografías, y, llegar más a los territorios.
Iván Jaramillo Hincapié: ¿cómo comprender la comunicación en el panorama de las democracias vacías?
Debemos preguntarnos qué es lo que la comunicación puede aportar para que las democracias no sean vacías. Mientras los comunicadores sigamos viendo la comunicación desde una mirada técnica, y no pensemos la comunicación de manera más integral, seguiremos siendo funcionales a las democracias vacías. El sentido de la democracia tiene que ver con la vigencia de la integralidad de derechos económicos, políticos, sociales y culturales. Si no apuntamos a eso, nuestras democracias se vuelven vacías, lo cual nos pone ante situaciones de conflicto. Pero estamos llamados y llamadas a asumir el conflicto como parte esencial en la búsqueda de los objetivos de democracias reales. No hay que temerle al conflicto, hay que incorporarlo como parte de los procesos de construcción.

Beatriz Marín: ¿cómo hacer que la inclusión sea el eje central de la comunicación sin traicionar principios?, ¿no es contradictorio?
La inclusión tiene que ver con la democracia. Lo que se pueden contradecir son los intereses, no los principios. La inclusión nunca puede ser contradictoria con principios, pero sí con intereses, porque existen intereses que excluyen.
Lorena Taborda: ¿qué sacrificios podrían tener lugar en el camino de una sociedad hacia un buen vivir?
Sí, habrá sacrificios, pero estos serán de todos los actores; y surgen de esa disputa donde hay que repartir de otra manera. Es un problema de distribución de los ingresos, de la riqueza, del poder, esa es la historia de los pueblos de nuestro continente. Hay que ser estrategas e inteligentes para saber qué batallas tenemos que dar y en qué momento.
¿Cómo territorializar las acciones colectivas en medio de contextos neoliberales?
El asunto es a quiénes, nosotros y nosotras, elegimos como los actores protagonistas de nuestros procesos comunicacionales. Debemos construir, desde la comunicación, alianzas con aquellos que son capaces de modificar el orden establecido. ¿Lo haremos en las mejores condiciones?, ¿las relaciones de poder serán favorables a este cambio?, probablemente no. Pero eso no me cambia la mirada, sigo pensando que se trata de conflictos o batallas que valen la pena… son irrenunciables desde una perspectiva de cambio. No hay garantía de triunfo, pero al menos sí la satisfacción de saber que estamos asumiendo una responsabilidad interpuesta por la coyuntura de nuestra América Latina.
Juan Mendoza: ¿cómo llevar a cabo la construcción de escenarios futuros en el presente?
La credibilidad de los escenarios de futuro que construimos se basa en poder reconocer en nuestro presente imágenes futuras. Descubrir en el presente anticipos de aquel futuro que estamos imaginando. Guiones de futurición: manifestaciones en nuestras prácticas, en nuestro territorio, nuestros modos de vincularnos, de que hay señales que tenemos que profundizar, rescatar y convertirlas en potencias de cambio. Si esto no existe, si en nuestro presente no hay ya señas de lo que buscamos, las imágenes de futuro son alienaciones, porque nunca nos van a permitir llegar.
Diego Polo: ¿cómo hacer para romper con ese “extractivismo académico” de instrumentalizar a las comunidades en nuestras investigaciones en vez de construir con ellas?
Nuestras propuestas formativas tienen que apuntar a metodologías que nos permitan descubrir, en nuestro presente, guiones de futurición. Anticipos del escenario que soñamos. Hay prácticas comunitarias, expresiones solidarias, modos de organizar socialmente. Esto va a llevarnos a algunas crisis; en procesos de formación, nos va a llevar a poner en cuestión planes de estudio, referencias disciplinares, corsé disciplinares; las crisis no deben darnos temor, deben motivarnos a superar y asumir los conflictos.
Juan Guilllermo Soto: de cara a los procesos de formación en los programas de comunicación, ¿cómo construir metodologías pedagógicas que le permitan al estudiante aterrizar, comprender, y ejecutar el discurso de la comunicación como herramienta forjadora del diálogo social?
Metodológicamente: pensar en procesos antes que en acciones, construir escenarios de futuro que además estén planteados no solamente como punto de llegada sino como camino hacia esos escenarios de futuro, y que esa explicitación no sea apenas nuestra: individual, disciplinar, de las universidades, sino junto a diversos actores en el territorio; no solamente de movimientos sociales también de otros actores; hay que pensar en la acción colectiva, estratégicamente organizada. Nuestras universidades no pueden ser templos, deben ser escenarios donde convoquemos e integremos otras voces y miradas. Meter el territorio adentro de la universidad, y, a nuestras universidades en el territorio. Ese es un diálogo imprescindible, necesario, inevitable, en el cual nosotros como comunicadoras tenemos un papel clave: facilitadores de la palabra en la diferencia. Articuladores y articuladoras del diálogo en el espacio público. Estrategas del derecho a la comunicación como herramienta política en pro de la restitución de derechos económicos, políticos, sociales y culturales.
