La universidad en Colombia debe reconectar con la realidad de su mercado laboral: Ricardo Mosquera Mesa

En esta edición, Desde la U sostuvo una conversación con el ex Rector para hablar sobre la realidad de la educación superior pública en el país y el nuevo Plan de Desarrollo Institucional 2025-2034, que está siendo construido y donde el académico participa como asesor.

Periódico Desde La U

Ricardo Mosquera Mesa, ex rector de la Universidad Nacional de Colombia, de la Autónoma de Colombia, y dos veces de la Universidad Surcolombiana economista de la Universidad Nacional, con maestría en Desarrollo Urbano y Planificación del Colegio de México y el BID, y doctorado honoris causa en Gestión de la Educación Superior, ha dedicado su carrera a la academia y la gestión universitaria.

Este medio habló con él sobre algunos temas pertinentes del devenir actual de la Universidad Surcolombiana. Estos son algunos de sus planteamientos.

¿Cuáles considera son los principales desafíos de la educación superior pública en el país?

Las universidades públicas hoy tienen enormes desafíos. Partamos de reconocer un hecho muy evidente, muy preocupante. Según el último informe del SNIES -Sistema Nacional de Información de la Educación Superior- hay una tendencia en la cobertura que está mostrando un incremento muy bajo: 9.605 estudiantes del total nacional entre universidades públicas y privadas, es decir, que cuando el actual gobierno del presidente Petro quería construir en su propuesta inicial 100 sedes universitarias y recibir a más de 500 mil nuevos estudiantes, después de dos años no sólo ha caído la matrícula en la universidad pública.

La educación superior tuvo en 2023, 2’475.833 estudiantes, un pequeñísimo incremento respecto del año anterior, 9.605, como ya dije, pero resulta que ese aumento no se refleja en los programas de pregrado, carreras profesionales, técnicas y tecnológicas, donde la matrícula cae. El crecimiento se da en programas de posgrado, especializaciones, maestrías y doctorados, y la pública experimenta una disminución de 7.368 matrículas, pasando de 1’341.339 en 2022, a 1’333.971

¿Las políticas públicas para el sector no han sido las adecuadas?

Es paradójico que el Gobierno centra sus esfuerzos en la gratuidad de los programas de matrícula en la universidad pública con el tema de los programas ‘Puedo estudiar’, ‘Universidad en tu territorio’, etcétera, y el cuadro es al revés: cae la matrícula y la cobertura, lo cual es gravísimo.

Está significando que las políticas no consultan la realidad socioeconómica del estudiante colombiano, de los jóvenes que aspiran a estudiar en una universidad.

El mismo gobierno, al anunciar la meta de esos 500 mil cupos, no sólo centra esfuerzos en el sector público, sino que permite tener un foco en carreras técnicas y tecnológicas, o sea que hay un grave problema, que todo indica, delata una deserción de los jóvenes universitarios.

Hay un problema más grave: los estudiantes se gradúan en áreas como economía y afines que representan un 35.9 por ciento del total de los que se gradúan; ingenierías y arquitectura, con un 22%; ciencias sociales, un 20.09%; pero la mayor demanda laboral hoy se encuentra en áreas como servicios administrativos y de apoyo a la gestión de administración, la conectividad a los temas las TIC, es decir, no hay pertinencia, no coincide con las preferencias de los estudiantes con lo que está demandando el mercado laboral.

La Universidad está de espaldas a la realidad. Carreras con menos demanda empresarial, con muy poco mercado en las regiones y en el país. La competencia a la que se tienen que someter los nuevos jóvenes, no consulta la formación que le damos en la Universidad.

Entonces, según esto, el Estado no está cumpliendo ni en cobertura ni en calidad. ¿Y en investigación?

Una primera mirada de cobertura, mal; en calidad, mal; y en investigación resulta que, para ciencia, tecnología e innovación, mientras las grandes potencias dedican todos los esfuerzos para formar jóvenes con un alto nivel competitivo, con el discurso que ya hemos escuchado muchas veces de que Colombia quiere se potencia mundial de la vida, pero resulta que todo lo que le colocamos a investigación, a la ciencia y tecnología, es marginal.

En este momento Colombia le está dedicando un porcentaje mínimo que da vergüenza reconocerlo, como presupuesto, pese a que tenemos un muy flamante Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.

Es el segundo rubro en la distribución del Presupuesto General de la Nación, pero de atrás para adelante en esa distribución de lo que gastamos en Ciencia y tecnología; mientras que países como China, Estados Unidos, lo que llamamos las grandes potencias, están dedicándole grandísimos porcentajes.

Uno de sus planteamientos en materia educativa es la necesidad de dar un enfoque de internalización a los programas de formación profesional en las universidades públicas del país.

En vista de esta desconexión entre la formación universitaria y el mercado laboral, y como asesor en la construcción del nuevo PDI de la USCO, ¿qué cambios sugeriría en este para fortalecer la relación entre academia y el sector productivo?

En el caso de nuestra región del Huila, con vocación agrícola y pecuaria, estamos reconociendo en el PDI que hay que hacer un gran esfuerzo para que haya una relación entre lo que tiene que ver con la formación de nuestros jóvenes egresados y el entorno de sector productivo.

Aquí hay que reconocer que nuestras empresas en la región son débiles. Hay que buscar jóvenes innovadores que tengan la capacidad de emprendimiento, y eso, obviamente, exige vincular al sector productivo.

Y la pertinencia de los programas que ofrece la USCO ¿cómo se plantea en ese PDI, y cuáles otras propuestas podrían incluirse ahí?

Me parece que la pertinencia de programas en la USCO exige -por qué no decirlo- replantear no solamente contenidos curriculares, es decir, puede que se sigan llamando igual, pero los contenidos tienen que ser otros.

Yo sí creo, y es parte de nuestra conversación aquí en el PDI, que hay que tener nuevas ofertas con programas que consulten las demandas regionales, pero también lo que quieren los jóvenes para que no haya esa apatía de programas que se repiten.

En este momento las necesidades en Colombia es el mismo tema de nuestra Universidad Surcolombiana. Tenemos que buscar y hacer un esfuerzo por que las carreras no sean tan largas en el sentido de 4 ó 5 años; podemos tener carreras más cortas, trabajar con mucha flexibilidad los currículos y los tiempos para que los jóvenes salgan pronto y no tengan que perder tanto tiempo a veces en una repetición un poco, llamémosla así, rutinaria de los mismos temas, de las mismas horas perdidas entre comillas, porque con los nuevos desarrollos de las ciencias, de las tecnologías, de la inteligencia artificial, un joven bien preparado es mucho el tiempo que se puede ahorrar en hacer una tarea.

En este momento se están buscando en el PDI posibles acciones que sean viables entre lo que queremos que sea nuestra universidad, lo que podemos ofrecer, y exigir un mayor compromiso de todos para sacarla adelante.

Para el ex Rector de la USCO, la universidad pública del país está de espaldas a la realidad, porque la oferta, en muchos casos, es de carreras con poca demanda empresarial y de poco mercado en las regiones y en el país.

Y frente a las nuevas tecnologías digitales y el uso que le están dando los jóvenes universitarios, ¿cuál es su opinión?

El problema no es que usen esas tecnologías -el ChatGPT se puede usar para buscar resúmenes- sino, cómo utilizarlas planteando problemas importantes ciertos, donde estos se vuelven unos instrumentos de apoyo. Los profesores tienen que estar preparados para ser como compañeros de viaje; no es el que se las sabe todas, sino que es capaz de orientar y apoyar. Con el ejemplo es mucho lo que se puede avanzar.

Quizás sirva mucho reconocer cómo hoy en el país, todo lo que se insista por la lectura y la formación, es poco; en consecuencia, la gente hoy lee muy poco, principalmente textos muy superficiales, muy mediatizados por los Twitter, por los mensajes sin ninguna reflexión que producen también inteligencias muy superficiales.

Es difícil la época porque se está reconcentrada como nunca en una cosa muy del aquí y el ahora, como que hemos olvidado pensar en el largo plazo, y por eso estudiar ciencias básicas es clave, porque estas son las que nos permiten manejar problemas en el largo plazo.

Después de lo sucedido hace pocos en la Universidad Nacional, ¿es necesario balancear la autonomía universitaria frente al control y regulación por parte del Estado?

La experiencia reciente en temas como la autonomía universitaria de la Universidad Nacional no es buena, porque me parece que hay un principio básico que se tiene que respetar y es del orden de la Constitución Nacional.

La autonomía universitaria significa que la universidad no debe ser manipulada por ningún partido ni movimiento político, en el sentido de buscar adoctrinar o ganar -entre comillas- unos militantes para su causa. No es que estén prohibidos los partidos ni militar, pero no pueden instrumentalizar a la Universidad desde sus órganos de gobierno.

Entonces ¿qué lecciones cree que pueden extraerse de estas últimas elecciones allí?

Yo creo que la elección en la Nacional es mala porque sí hubo una intromisión directa del Gobierno, que quería colocar unos rectores. Independientemente de las normas internas que tiene la Universidad, fueron violentadas para imponer un Rector que tenga sintonía política con el proyecto de gobierno.

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